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CRONOS Vs KAIRÓS. LA PRISA Y LA PACIENCIA


      En la mitología griega dos son los dioses del tiempo: Cronos y Kairós.

   Cronos es el dios del tiempo que pasa inevitablemente. Es el “cronómetro” que definitiva e inexorablemente nos lleva hacia nuestro futuro. Es un dios que nos exige PREMURA.

   Kairós es el dios del tiempo entendiendo este como el MOMENTO o la OCASIÓN oportunos, en el que la acción adecuada nos llevará sin dilación al futuro que deseamos.

   Cronos es la urgencia mientras que Kairós es la paciencia.




   Vivimos en una sociedad en la que se han impuesto lo inmediato y las prisas. Lo quiero y lo quiero YA. Pero de la misma manera que vivimos en la sociedad de la inmediatez, no es menos cierto que estamos en una sociedad competitiva; muy competitiva, de tal modo que, sin remedio, toda esa premura y competitividad, como no podía ser de otra forma, se ha trasladado al baloncesto de base siendo extraordinaria la rapidez con la que ha cambiado la manera de entenderlo y, sobre todo, de entrenarlo, para buscar con ciertos métodos resultados inmediatos y querer ganar ante todo.

   Así que nos encontramos con entrenadores de base que a la hora de trabajar con su equipo tienen un cóctel de prisas, competitividad y escasez de tiempo que los lleva irremediablemente a echarse en brazos de Cronos y por ende, a la precipitación en la formación de sus jugadores.

   No son pocos los entrenadores con bastante experiencia los que se quejan, con cierta razón, de la pérdida de talento en nuestros jugadores por la obsesión de muchos entrenadores de base de trabajar con el objetivo principal de ganar, saltándose de ese modo pasos en la formación técnica de sus jugadores.

   Hay entrenadores de base que crean un entorno de trabajo tal, que prima más el trabajo en equipo, esto es, lo táctico, que el trabajo individual, o lo que es lo mismo, la técnica. Entrenadores que en la sesión imponen a sus jugadores conceptos tácticos colectivos cerrados donde ellos, los jugadores, no tienen prácticamente opción de tomar decisiones, ya que las mismas las imponen ellos, los entrenadores, y no dan al jugador opción ni derecho a equivocarse.

   Hemos de decirlo, entre los entrenadores de base hay cada vez más adeptos al dios Cronos, esto es así.

   Enseñar los fundamentos básicos a nuestros jugadores es uno de los principales retos que tenemos por delante como entrenadores de base. Podemos considerar que el aprendizaje de la técnica y la táctica individual son prioritarios y cruciales para que puedan adquirir los conocimientos que les lleven al máximo nivel posible.

   A todos nos gusta ganar, y parece ser que muchos entrenadores creen que sólo ganando va a ser reconocida su labor y, para desgracia de todos, en la mayoría de los casos es así, pero ganar en el deporte de formación no significa necesariamente estar haciéndolo bien ni mucho menos, eso es hacer una lectura muy pobre de su labor formativa.

   Ser competitivos es algo que va con el ser humano, nos permite mejorar y avanzar, no es malo per se, pero anteponer ganar y la competitividad en el baloncesto de base al trabajo de la enseñanza de los fundamentos técnico-tácticos es, creo, un error de bulto. Además, no ganar provoca frustración en no pocos niños y desdichadamente en algunos entrenadores y eso lleva, en algunos casos, a comportamientos nada deportivos por parte de estos.

   Del mismo modo que un maestro no puede tener prisas en enseñar a leer y escribir bien a un niño ya que de ello depende el futuro de su educación, es importante que los entrenadores enseñemos sin prisas a jugar, con sentido prospectivo, respetando los tiempos en el aprendizaje, sin saltarnos pasos en su formación y sin robarles a los niños el placer de jugar por jugar en nombre del triunfo; de nuestro triunfo claro.

   Tampoco estamos aquí planteando una enseñanza a cámara lenta, ni mucho menos. Volviendo a lo de leer, es casi tan malo hacerlo muy deprisa como hacerlo demasiado lento ya que en ambos casos el niño no comprenderá nada. Del mismo modo, si quitamos el componente competitivo en nuestros entrenamientos los niños acaben por aburrirse y abandonen ya que no serán capaces de relacionar los conceptos técnicos que trabajamos con el juego propiamente dicho. Lo que sí decimos es que deberíamos olvidarnos de anteponer ganar a formar y que, como entrenadores de base que somos, seamos cada vez más seguidores del dios Kairós y sepamos ser pacientes.

Como dijo René Descartes: "Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros o ir por el buen camino”, que cada cual elija su opción, yo hace tiempo que elegí.





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