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EL EMPLAZAMIENTO

“El presente se vive; el pasado se recuerda y el futuro se piensa” Enrique Santín

   Normalmente disponemos de muchas horas ociosas durante las vacaciones, son momentos para desconectar y no planificar demasiado, simplemente dejamos pasar el tiempo.

   En uno de esos momentos de dejar pasar los minutos me encuentro zapeando y conecto con el canal EuroSport donde estaban dando el World Snooker Tour, el campeonato del mundo de billar americano, y me quedo enganchado a él.

   El snooker, para quien no lo sepa, es un juego de billar con troneras, que son 6 agujeros situados en las cuatro esquinas de la mesa y en la parte central de cada uno de los lados más largos de la misma. La bola blanca es usada sucesivamente por el jugador para golpear al resto de bolas. Se golpea con el taco a la bola blanca para que esta golpee la bola roja e introducirla por el agujero; después el jugador hace lo propio consecutivamente con una bola de otro color hasta que todas las bolas rojas hayan sido embocadas.

   Bueno, es así más o menos. He de reconocer que no conozco muy bien el juego más allá de seguir con atención las palabras del comentarista que te va desmenuzando la partida y te hace bastante fácil entender la misma.



   Uno puede admirar la técnica de golpeo y los efectos que los jugadores dan a la bola blanca con el taco, y los que esta da a su vez a la bola de color para que acabe introducida en la tronera. 
Sin embargo, lo que me llamó poderosamente la atención es que el golpeo del jugador a la bola blanca siempre va pensando en el futuro, esto es, pensando dónde va a quedar esta bola para seguir teniendo ventaja. Los jugadores no golpean porque sí, sino que lo hacen pensando en colocar la bola blanca en un lugar determinado de la mesa. El locutor llamaba a esto: El emplazamiento. 

   Es en ese momento cuando se me enciende la bombilla y pienso: ¡que buenos entrenadores formativos serían los jugadores de billar!

   Los entrenadores de baloncesto formativo a menudo tenemos puesto el piloto automático, sin ser conscientes que los errores que cometimos en el pasado no se arreglan insistiendo en los mismos métodos, sino que deberíamos plantearnos nuevas soluciones. Uno de los muchos errores que solemos cometer es confundir competir con formar y ganar con competir. 
Siempre habrá quien diga que ganar no está reñido con formar, y es totalmente cierto, se puede ganar formando, pero, también se puede ganar sin formar, y es aquí donde se suele cometer uno de los mayores errores cuando se antepone la victoria a cualquier otra cosa.
El triunfo no está para nada reñido con la formación, simplemente le tenemos que dar una importancia relativa.

   Si en el baloncesto formativo ganar un partido es más importante que la progresión de tus jugadores, sin duda estás entrenando en la categoría equivocada. 

   Aclaremos dudas, a todos nos gusta ganar, creo que eso nadie lo discute. Lo que realmente debemos cuestionarnos no es que haya entrenadores cuyo objetivo sea ganar, sino qué forma eligen para tal fin.
   
   Todos queremos, los jugadores también, que se plasme en resultados el esfuerzo de los entrenamientos y partidos, pero los resultados no deben medirse en determinadas categorías en victoria o derrota, en éxito o fracaso. Los entrenadores deberíamos ponderar mucho más los fundamentos y la toma de decisiones de los jugadores que la victoria. Sé que una cosa es la importancia que le damos al tema de la enseñanza de los fundamentos, lo que decimos, y otra bien distinta es el tiempo que le dedicamos a diario a la práctica de la técnica y táctica individual, lo que hacemos. Sin embargo, a pesar de creer en la técnica y táctica individual, así como en la toma de decisiones como algo básico y muy importante, son demasiados los entrenadores formativos que no hacen nada al respecto.

Debemos ser capaces de pensar más como los billaristas y realizar nuestras acciones pensando en el futuro de nuestros jugadores, y no poniendo el foco en la victoria de hoy, so pena que al final no podamos seguir jugando la partida por un mal emplazamiento. Claro que, en este caso, los que sufrirán las consecuencias de ese mal emplazamiento serán los jugadores y los futuros entrenadores que estos tengan y no nosotros.

“Muchos entrenadores examinan sus carreras enteras y no han ganado un campeonato, pero son grandes entrenadores” (Chuck Daily ex entrenador NBA)

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